Historia de Fuhrdrak Boki, del Hijo del Dragón Rojo
En un bosque como muchos otros, un grupo de orcos tenían una rivalidad con un dragón que gobernaba las tierras. Colmillo Rojo, el que trae el fuego, como lo conocían los locales, no era un tirano, era un ser que cuidaba sus tierras para mantener la paz entre sus habitantes y en momentos de conflicto, el personalmente se encargaba de calmarlos. A los orcos, con su naturaleza guerrera, esto les traía un conflicto, ya que ellos se querían expandir y quedarse con los recursos y tesoros del resto de los humanos que vivían en el área.
Después de una de tantas derrotas que tuvieron a merced del dragón, la bruja del clan conjuro un demonio y le pidió una tarea. "Notarás que no puedes usar tu magia para dañarme, he tomado mis precauciones contra eso, te conjure para que hagas una tarea simple, dame el poder para librarnos eternamente de ese dragón"
“Bruja insignificante, crees por un instante que me puedes mantener atrapado aquí? Soy Zohael, un Glabrezu de los más fuertes en mi raza, libérame en este instante!”
“La magia que te trajo aquí te forza a hacer mi petición, eres mi prisionero en este círculo hasta que cumplas con lo que te pedí”
El demonio, al verse forzado a hacer lo que se le pedía y sin poder utilizar su poder para dañar a la responsable de su situación pensó en lo que se le pidió y sabiendo que cercano se encontraba el poder de un majestuoso dragón, le preguntó a la bruja, “Dime tu, despreciable orco, cual es el nombre de este poderoso dragón del que hablas y cuál es el nombre con el que a ti te han maldecido?”
“Ese dragón es Druk’j y a mí se me conoce por Nazg Parw”, respondió Nazg, muy segura.
Zohael, sabiendo ahora los nombres de los involucrados, utilizó sus poderes para robarle parte de su esencia vital al Druk’j y dársela a la bruja, pero no como ella esperaba. Después de susurrar unas palabras en un idioma que la bruja no pudo comprender, Zohael con una voz infernal y sonando complacido de si mismo le dijo, "Hecho, tienes lo que me pediste, el ser en tu vientre los liberará del dragón, hahahahahah….", y se esfumó, dictando así que había cumplido con la tarea de la bruja a como fue indicada.
Nazg, sintiéndose vencedora del duelo de ingenios con el demonio, se sintió satisfecha con el acontecimiento y procedió a contarles a todos los del clan. “Los poderes divinos de nuestros dioses me han concedido el poder de librarnos de ese maldito dragón y tomar lo que debe ser nuestro! Hijo de los dioses guerreros, nacerá de mi, el que tiene marcado en su destino el liberarnos de este monstruo de fuego! Viva el guerrero de los dioses!”, y así fue como se anunció el nacimiento de nuestro héroe.
Druk´j por su parte, sintió una falta de energía inquietante. Busco por medios físicos y mágicos las posibles causas y armó varias teorías de cual pudo ser la causa, pero cada una le sonó mas bizarra que la anterior. Como por el momento ninguna le parecía una respuesta a su situación, Druk’j decidió descansar y recuperar sus energías, y aunque no sabía la razón, nunca olvido ese día.
Al paso del tiempo, la bruja perdió la vida dando luz. El crio fue despreciado desde su nacimiento por su parecido a un humano cualquiera, pero siendo un enviado de los dioses, los jefes se aseguraron de que por lo menos supiera usar las armas como un orco.
Su semejanza a la raza débil no era lo único extraño en el niño, muchos notaron que a veces pareciera como si tuviese facciones de dragón o de demonio. A veces, parecía que tenía la piel con escamas, otras veces que tenía menos dedos, o llegaban momentos donde los orcos podían jurar haber visto por un instante un par de cuernos de demonio. Nada de eso era comprobable, ya que sucedía tan rápido como desaparecía, pero sin duda era un niño extraño.
El niño no demostró proezas o fuerzas ocultas, simplemente era un humano con una extraña sensación de algo más. Nadie pensaba que pudiera alguien sin la fuerza o ferocidad de un orco acabar con el dragón. La nueva bruja del clan lo catalogo como locura de embarazo de la bruja anterior y el pequeño niño fue tratado como un esclavo de ahí en adelante.
Algunos años después el nuevo jefe de la tribu, Snaga, entró en conflictos con Druk’j, el dragón después de matar a toda una aldea de humanos y viendo la inminente derrota ante la ira de Druk’j, era necesario un sacrificio para calmar al que trae el fuego.
La primera opción y prácticamente la única, era deshacerse del bastardo. Ese humano extraño, que ni nombre se merecía.
El pequeño niño fue ofrecido como tributo. Atado a un palo de pies y manos, el niño quedó a la merced del dragón para apaciguar su ira.
Casi instantáneamente, llegó Druk’j al área del sacrificio. Druk’j venía con la disposición de poner fin a tan sencilla disputa con los orcos y listo para comerse al tributo. Ya era costumbre que siempre que los orcos de la región cambiaban de jefe, este quisiera mostrar su fuerza en batalla, pensando que podría con Druk’j si interfería. Druk’j sabía muy bien que después de matar algunos orcos vendría el tributo, y los orcos tardarían otros tres o cuatro años en volver a atacar otro pueblo siguiendo a un nuevo jefe de clan.
Pero algo raro sucedía, mientras más se acercaba al pequeño infante, más extraña era la sensación. Tan fuerte fue lo que sintió el dragón, que empezó a sospechar que algo mágico estaba en curso, algo que no podía ser causa de los orcos, sino de algo aún más temible y poderoso.
Después de un rato, notó que el niño le irradiaba una familiaridad enorme, como si se tratara de sí mismo. El imponente dragón se acerco de cerca a examinar al chico y por un instante vio su propio ojo viéndolo de vuelta.
Recordando inmediatamente lo sucedido hace años, Druk’j con su amplía sabiduría, dedujo lo sucedido hace años y maldijo a los mortales insignificantes que se atrevían a ofrecerle su propia sangre como sacrificio y maldijo aún más a la bruja responsable de tal acto.
Con una furia nunca antes vista, se dice que quemó hasta las cenizas de cada uno de los orcos de la tribu. Se dice que la magia que utilizo para quemar la aldea, se renueva cada año, y cada año lo que se encuentre en ese lugar se destruirá, y sus cenizas se quemarán hasta no quedar rastro.
Por su parte, el niño, fue adoptado por el Druk’j. Fue llevado a uno de los planos internos del universo donde vivió y entrenó con el dragón. Fue dado el nombre de Fuhrdrak Boki, el niño del dragon de fuego y con su padre por esencia, Fuhrdrak aprendió las bases del arte de la pelea, sobre los dragones y sus distintas naturalezas, a invocar la magia elemental de los dragones, y que cada ser tiene el potencial para usar las energías y magias de los dragones dentro de sí mismo.
Fuhrdrak aprendió que la esencia de los dragones se divide primordialmente en dos. A una esencia se puede llegar con calma, paciencia, entrenamiento y perfección del cuerpo y mente, mientras que a la otra se puede llegar con pasión, fuerza y coraje. Durante su tiempo en el plano interior aprendió las bases de ambas esencias que utilizan la misma fuerza pero la canalizan de manera distinta y se le dijo que para ser un verdadero campeón de la esencia de los dragones, un día tendría que elegir uno de los dos caminos.
Fue al poco tiempo de que Fuhrdrak dominará las bases de ambas esencias, que el gran Druk’j le menciono que tenía que ausentarse y que ya no se volverían a ver. Sin dar tiempo para preguntas, ni despedidas, el dragón mando de vuelta a Fuhrdrak al plano material.
Aquí en el plano material, Fuhrdrak tuvo que elegir su camino de supervivencia. Siendo este un lugar al que ya estaba poco acostumbrado, Fuhdrak eligió el camino de la pasión y el instinto, un camino muy parecido al de los barbaros de la región. Pero Fuhrdrak nunca olvido las bases de la otra disciplina.
Se dice que el que llegue a combinar el poder de las dos esencias será el verdadero campeón dragon. Fuhrdrak espera que eso sea suficiente para poder encontrar de nuevo a su padre.
Clase y progresión
Fuhrdrak Boki es un Tiefling de apariencia casi humana de no ser por sus momentos donde se refleja su naturaleza de demonio y su esencia de dragón.
Para seguir reglas de personaje, Fuhrdrak empieza su vida aprendiendo la perfección del cuerpo y mente como un monk, conociendo también las bases de la pasión como barbarian. En teoría los aprendió juntos y después de la misteriosa desaparición de Druk'j y verse forzado a sobrevivir en un plano que ya le era desconocido, eligió el camino del bárbaro. Por ende, aunque no conviene en progresión, ya que si fuera al revés empezaría con mas HD y mayor BAB, los tiempos de aprendizaje son Monk y luego Barbarian, ya que según reglas del juego no puede progresar en barbarian después de cambiar de alineamiento, es decir, el personaje empezó como lawful neutral y posteriormente cambio a base de lo sucedido con la perdida de su padre cambio a Chaotic Neutral.
La idea del personaje es un personaje que a los primeros niveles es un extraño en el mundo, buscando a su padre y buscando ser más fuerte para poder vencer a cualquier adversidad que se atraviese en su quest, se oculta bajo armaduras y mascaras, y carga armas poderosas. Mientras progresa, sus facciones animalísticas de barbarian, se muestran mas como dracónicas y demoníacas (pero técnicamente son iguales, solo cambia la apariencia) y el personaje se siente mas seguro de si mismo, hasta llegar el momento en que llega a dejar las armas y las armaduras para sacar provecho a lo que su entrenamiento y linaje le han dado.
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